Chicago express

La expansión industrial de Estados Unidos de América hubiese sido imposible sin el ferrocarril. Su inmenso territorio sólo pudo ser urbanizado porque el material necesario era transportado por ferrocarril a través de larguísimos recorridos.

De este modo, el desarrollo de América del Norte estuvo acompañado por la ampliación de la red ferroviaria de distintas empresas. En esa época se fundaron numerosas compañías ferroviarias y se buscaron inversores que proporcionaron a estas compañías el capital necesario.

Los nombres como Cornelius Vanderbuilt o Charles Morgan son testimonios de esa época. No obstante, estos inversores no sólo tenían como objetivo la financiación del ferrocarril, sino más bien conseguir la mayor cantidad posible de dividendos.

En el juego de mesa Chicago express, los jugadores, como buenos inversores, intentan conseguir a finales del siglo XIX máximos beneficios a través de las florecientes compañías ferroviarias. Con su dinero adquieren en subasta las acciones de estas compañías para así controlar su desarrollo y ganar el dinero que le proporcionan sus dividendos.

Cada compañía ferroviaria genera beneficios, que son repartidos completamente entre los accionistas (jugadores) en forma de dividendos en la fase de reparto de dividendos.

Los beneficios de una compañía se pueden aumentar de dos maneras:

- Uniendo nuevas casillas de ciudades y de montañas a la respectiva red ferroviaria, y urbanizando las casillas que forman parte de la red ferroviaria.

- La compañía ferroviaria consigue el capital necesario principalmente por medio de la venta de acciones a los jugadores.

Sólo aquél jugador que invierta hábilmente y amplíe las compañías acertadas conseguirá la mayor cantidad de dividendos. Quien al final tenga más dinero en efectivo gana la partida.

2009 Nederlandse Spellenprijs Nominee

2009 Golden Geek Best Gamers' Board Game Nominee

2009 Golden Geek Best Board Game Artwork/Presentation Nominee