Lo llaman el Gran Cthulhu, aunque su nombre ha sido escrito —y pronunciado— de muy diversas maneras a lo largo de los siglos: Chulu, Kutulu, Thulhu, Katulu, Tulu, Clulu, Q’thulu, K’tulu, Kthulhut…
No en vano, se trata de un nombre alienígena, que el aparato fonador humano es incapaz de articular correctamente. Esta malévola entidad cósmica pertenece a los denominados Dioses Primigenios, seres omnipotentes procedentes de las estrellas sin luz que, según las leyendas, hollaron nuestro mundo en épocas remotas, y que lo único que ansían hoy es la ruina de la humanidad.
Y Cthulhu es el más temible de todos ellos...
¡Iä! ¡Iä! ¡Cthulhu!
Siguiendo la estela de H.P. Lovecraft, el escritor y antólogo Rubén Serrano (promotor en España de toda una nueva remesa de historias en torno a los Mitos de Cthulhu) reúne en el libro Adoradores de Cthulhu, a una docena de destacados autores de terror, que nos traen diversos y sobrecogedores testimonios sobre el Dios Durmiente, el Señor de R´lyeh, que reposa bajo oscuras aguas mientras aguarda a ser despertado por sus seguidores para así restaurar su imperio en la Tierra.